
13 Años.
En 1997, con 18 años, gasté mis ahorros en una guitarra eléctrica Fender Squier azul eléctrico, totalmente decidido a aprender a tocar. Esa misma semana, el destino o la mala suerte, no lo se, hicieron que tuviera un accidente en el que me aplasté los dedos de la mano derecha. Mis dedos (todos menos el pulgar) pasaron entre dos rodillos con una separación entre sí de unos 5mm. Aún no se cómo pude tener tanta suerte, pero cada 6cm más o menos, había una cuchilla, insertada en el rodillo superior, que se incrustaba en el inferior con el objetivo de cortar pieles, y mis cuatro dedos quedaron justo entre dos de esas cuchillas. Pese a que la máquina directamente no me amputó ni parte, ni ninguno de los dedos, sí tuve graves lesiones. En uno de ellos se formó un derrame con necrosis y el traumatólogo que me trataba se planteó seriamente la amputación de parte de éste. Pese a eso, decidió seguir con el tratamiento y agotar hasta la última posibilidad de salvar el dedo. La idea fue acertada, el derrame fue remitiendo, y la necrosis quedó en una fea cicatriz, aún así pasé un periodo de unos seis meses casi con una mano inútil. la inflamación de los dedos era casi exagerada, no podía moverlos, en rehabilitación iba articulando las falanges muy poco a poco y al cabo de unos tres meses mi dedo meñique casi podía moverlo perfectamente, aunque seguía inflamado y el resto de dedos casi inmóviles, con un 10 por ciento de sensibilidad y con la inflamación igual que hacía tres meses. Por aquella época pensé que mi sueño se había truncado para siempre, llegué a creer que nunca recuperaría la movilidad de los dedos, y los fisioterapeutas me decían que era probable que eso pasara. No obstante, un día cogí mi Squier azúl eléctrico, casi nueva y prácticamente olvidada, y comenzé a intentar tocarla. Cogí una púa y la sujeté entre los dedos pulgar y meñique de mi mano lesionada, mientras con la izquierda intentaba mantener las posiciones de los acordes y hacer los cambios. Por aquel entonces todo lo que tenía era la lista de acordes del "Umplugged in New York" de NIRVANA, que me había escrito a mano mi amigo Mutha.
Después de aquél día, practicaba con la guitarra con asiduidad, con el tiempo comencé a tocar riffs de las bandas que por aquel entonces me volvían loco como: Sepultura, Pantera, Nirvana, Fear Factory, Limp Bizkit, Korn...
Asistía a los ensayos de NAHEMAH, cuando se gestaban sus principios y pedía consejo a su guitarrista, que de vez en cuando me dejaba tocar con ellos algún fragmento o partes que me enseñaba. Por aquel entonces mis dedos se había recuperado, y casi tenían el 90% de movilidad.
Para 1999 ya había entrado a formar parte de DOGMA, mi primera banda con la que no hicimos grandes cosas, salvo aprender algo más y compartir esa ilusión que nos hacía pensar que la música lo era todo. Llegamos a cambiar el nombre del grupo a VOODOOGROOV, y a grabar un EP, de bastante mala calidad, no sólo en la producción, sino en la técnica. Una maqueta de jóvenes inexpertos.
Como todo, aquella banda se acabó un día, y volví a la inactividad. Ya no tenía música, sí la música que me gustaba, pero no la vivía igual. Si veía un grupo tocando, me sentía mal, si pensaba en un concierto, me sentía mal, yo quería vivir todo aquello, necesitaba aprender y hacer música.
Dos años después de aparcar la guitarra, que no pasaba por mis manos más que un par de veces al mes, o incluso menos, supe que una de las bandas de la zona se había quedado sin bajista y un amigo me animó a que les llamara y probara suerte. Así lo hice, mi primer contacto con ellos fue a través de Javi, y tras pasar una prueba en la que hice lo que pude, decidieron darme una oportunidad.

Desde entonces seguí aprendiendo a tocar, me sumergí en los entresijos de las líneas de bajo y las bases rítmicas apoyado por el gran baterista que es Joakín. Aquello fue en Enero de 2004.
Desde entonces me siento muy orgulloso de seguir ahí, de haber dado ya cientos de conciertos. De aprender a componer. De entrar a un estudio y trabajar codo a codo con un productor musical. De hacer canciones que han llegado a la gente. De recorrer miles de kilometros para actuar delante de cuatro personas, y delante de cuatromil. De haber conocido que la industria de la música es una mierda por un lado, y un mundo maravilloso por otro. De haber actuado en Alemania con una de las bandas que más he admirado siempre, NAHEMAH. De haber estado también en Holanda trabajando de backliner para ellos. De tener mi proyecto musical propio. De ser músico de directo para otras bandas: Frecuencia y The Traveller. De tener alguien al lado que siempre me ha apoyado en algo sin lo que no podría vivir.
Y sobre todo estoy orgulloso de saber que la música es lo que quiero hacer toda mi vida.
No puedo vivir de ella, no me da para comer, pero la vivo cada día.
Sinceramente, espero que así sea siempre.
Bonita historia, quizas si no te hubieras aplastado la mano, nunca hubieras llegado a uVe, asique me alegro por el final.
ResponderEliminarUn saludo
Pues también es verdad, las cosas siempre pasan por alguna razón.
ResponderEliminarGracias crashito.